"Cuando nos reunimos para aprender las doctrinas del evangelio, deberíamos hacerlo en un espíritu de reverencia. La inspiración se hace presente con más facilidad en medio de un clima pacífico. Las Escrituras están repletas de pasajes en los que se mencionan palabras tales como "apacible", "quieto", "calmo". La primera orden emitida por un comandante que se apresta a hacer una invasión militar es la de interferir con los canales de comunicación de aquellos a quienes intenta conquistar. La irreverencia satisface los propósitos del adversario al obstruir los delicados canales de revelación tanto de la mente como del espíritu. Nuestras reuniones sacramentales y otras requieren una atención renovada para asegurarnos de que sean verdaderos servicios de adoración en los cuales los miembros puedan verse satisfechos espiritualmente y ver sus testimonios fortalecidos, y en los cuales los investigadores puedan sentir esa inspiración tan esencial para la conversión espiritual. Nadie puede sobrevivir en el mundo actual, y mucho menos bajo las condiciones en las que dentro de poco nos tocará vivir, sin inspiración personal. El espíritu de reverencia puede y debe manifestarse en toda organización de la Iglesia y en la vida de todo miembro."
(Elder Boyd K. Packer, Liahona enero 1992, págs. 24-25)
"Cuando nos reunimos para aprender las doctrinas del evangelio, deberíamos hacerlo en un espíritu de reverencia. La inspiración se hace presente con más facilidad en medio de un clima pacífico. Las Escrituras están repletas de pasajes en los que se mencionan palabras tales como "apacible", "quieto", "calmo". La primera orden emitida por un comandante que se apresta a hacer una invasión militar es la de interferir con los canales de comunicación de aquellos a quienes intenta conquistar. La irreverencia satisface los propósitos del adversario al obstruir los delicados canales de revelación tanto de la mente como del espíritu. Nuestras reuniones sacramentales y otras requieren una atención renovada para asegurarnos de que sean verdaderos servicios de adoración en los cuales los miembros puedan verse satisfechos espiritualmente y ver sus testimonios fortalecidos, y en los cuales los investigadores puedan sentir esa inspiración tan esencial para la conversión espiritual. Nadie puede sobrevivir en el mundo actual, y mucho menos bajo las condiciones en las que dentro de poco nos tocará vivir, sin inspiración personal. El espíritu de reverencia puede y debe manifestarse en toda organización de la Iglesia y en la vida de todo miembro."
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