"LA ORACIÓN - COMUNICACIÓN PERMANENTE CON DIOS"




"Hay un viejo proverbio que dice: "No concuerda que un hombre ore a nivel de oro, y viva a nivel de estaño". Ahora nos confrontamos al peligro de que muchos oran a nivel de estaño, y su vida no alcanza ni siquiera ese nivel. Nuestros impulsos naturales surgen a la superficie en momentos de peligro, de gran responsabilidad, profunda ansiedad, abrumante dolor, o cuando la vida nos sacude fuera de la rutina y de viejas complacencias. Si nos dejamos llevar por ellos, nos harán humildes, nos ablandarán, y nos encaminarán hacia la oración respetuosa. Si la oración es solamente un grito de angustia en una hora de crisis, entonces es totalmente egoísta, y llegamos a considerar a Dios como un mecánico o una agencia de servicio, que nos ayuda sólo en caso de emergencia. Debemos recordar al Altísimo día y noche-siempre-no sólo en la hora en que todo recurso humano ha fallado y desesperadamente necesitamos su ayuda. Si hay algún elemento en la vida humana sobre el cual tenemos un registro de éxito milagroso y valor inestimable al alma del hombre, es la faceta de la comunicación reverente, devota y piadosa con nuestro Padre Celestial."

(Pte. Howard W. Hunter, Liahona febrero 1978, pág.71)

LOS TRES FILTROS

EN LA ANTIGUA GRECIA, SÓCRATES, FUE FAMOSO POR SU SABIDURÍA Y POR EL GRAN RESPETO QUE PROFESABA A TODOS.UN DÍA, UN CONOCIDO SE ENCONTRÓ CON EL GRAN FILÓSOFO, Y LE DIJO:


EL CENTRO DE NUESTRA FE

Muchas personas se preguntan en que creen los Santos de los Últimos Días, algunos piensan que tenemos un Dios propio, otros que adoramos a José Smith, también piensan que nuestro Dios es Mormón, y así muchas diferentes opiniones que son divulgadas por personas que no conocen acerca de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

En respuesta al interrogante de aquellos que desconocen nuestras creencias aclaramos que el centro de nuestra fe es JESUCRISTO, a Él adoramos, honramos y seguimos, el es la base de nuestra fe y la cabeza de la Iglesia.

En la Iglesia tenemos un serie de 13 artículos de fe que declaran cuales son nuestras creencias, el primero de ellos dice:

"Nosotros creemos en Dios el Eterno Padre, y en su Hijo Jesucristo, y en el Espíritu Santo."
Como podemos observar desde la primera declaración de nuestra creencia decimos que creemos en Jesucristo, además que podemos observa que en el nombre de la Iglesia está el nombre de Jesucristo, todas las ordenanzas de la Iglesia las hacemos en el nombre de Jesucristo, oramos en el nombre de Jesucristo y todo lo que hacemos es con la mirada puesta en él.

Lo amamos y lo reconocemos como nuestro Salvador, sabemos que por su expiación, crucifixión y resurrección cada uno de nosotros tiene la posibilidad de ser perdonado de los pecados a través del arrepentimiento, y que podemos resucitar y regresar a la presencia de nuestro Padre Celestial.

"Al igual que la estrella polar de los cielos, pese lo que depare el futuro, allí está el Redentor del mundo, el hijo de Dios, firme y seguro como el ancla de nuestra vida inmortal. Él es la roca de nuestra salvación, nuestra fortaleza, nuestro consuelo, el núcleo mismo de la fe." (PteGordon B Hinckley, "Miramos a Cristo" Liahona, julio de 2002, pág.101.)


Reverencia - Ayuda a la inspiración


"Cuando nos reunimos para aprender las doctrinas del evangelio, deberíamos hacerlo en un espíritu de reverencia. La inspiración se hace presente con más facilidad en medio de un clima pacífico. Las Escrituras están repletas de pasajes en los que se mencionan palabras tales como "apacible", "quieto", "calmo". La primera orden emitida por un comandante que se apresta a hacer una invasión militar es la de interferir con los canales de comunicación de aquellos a quienes intenta conquistar. La irreverencia satisface los propósitos del adversario al obstruir los delicados canales de revelación tanto de la mente como del espíritu. Nuestras reuniones sacramentales y otras requieren una atención renovada para asegurarnos de que sean verdaderos servicios de adoración en los cuales los miembros puedan verse satisfechos espiritualmente y ver sus testimonios fortalecidos, y en los cuales los investigadores puedan sentir esa inspiración tan esencial para la conversión espiritual. Nadie puede sobrevivir en el mundo actual, y mucho menos bajo las condiciones en las que dentro de poco nos tocará vivir, sin inspiración personal. El espíritu de reverencia puede y debe manifestarse en toda organización de la Iglesia y en la vida de todo miembro."
(Elder Boyd K. Packer, Liahona enero 1992, págs. 24-25)